Kayak Lagunas de Ruidera
El Quijote en Ruidera
Las Lagunas de Ruidera, con su peculiar paisaje embrujaron  al propio   Miguel de Cervantes, y considero bien pudieran ser "creadas como por  encanto del mago Merlín" y  este mismo paraje desarrollo algunos pasajes de su genial obra Don Quijote  de la Mancha.  Ruidera es en la actualidad el enclave natural cervantino por  excelencia y sin lugar a dudas escenario de las aventuras de Don  Quijote y Sancho. No es difícil imaginar su triste figura recortando el  rojizo horizonte de  las lagunas y el Campo de Montiel.

Es posible que Cervantes empezara a escribir el Quijote en alguno  de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. En el año 1604 se publica El  ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. En 1614 aparecía en  Tarragona la continuación apócrifa escrita con el seudónimo de Alonso  Fernández de Avellaneda. La segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha  sus  dos personajes centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una  síntesis poética del ser humano. Sancho representa el apego a los  valores materiales, mientras que don Quijote ejemplifica la entrega a  la defensa de un ideal. Si Sancho ve molinos (los molinos de viento),  Don Quijote ve Gigantes y dragones. Si Sancho ve una mujer al borde de  la pobreza, (Dulcinea) Don Quijote ve a una princesa. El hombre llano  que dice lo que ve, el hombre tocado por la imaginación que dice ver lo  que no existe.


LA RUTA DEL QUIJOTE


De entre todas las cuestiones relativas al entorno  extraliterario de la novela  Don Quijote  de la Mancha,  la relativa a las rutas que el hidalgo caballero siguió por la mancha  en busca de sus aventuras, es quizás la que ha dado lugar a un mayor  número de estudios. Llevándonos en muchos casos a tomar como guía de  viaje, el propio hilo conductor de las andanzas de Don Quijote y Sancho  Panza. Nada mejor que proponer al lector de las paginas de esta ilustre  novela, un viaje para explorar estos interesantes pasajes por tierras  castellanas, a pie, a caballo, en coche, o en otros que nos puedan  llevar más lejos en busca de la Mancha, y de la mancha al mundo  siguiendo las huellas del caballero de la triste figura y su fiel  escudero.

En el pasado año 2005 se constituyeron  diversos itinerarios y corredores turísticos, con un sinfín de  servicios turísticos, alojamientos, restaurantes, y actividades para  que con motivo del VI  centenario de la publicación del libro, puedan los nuevos quijotes y sanchos  descubrir  y disfrutar de aventuras en  esta tierra que es Castilla La Mancha.


LUGARES DEL QUIJOTE

La  Mancha en la época de Cervantes, era considerada una zona de paso y que  conectaba el centro y norte de la península con Andalucía, y es muy  probable que Cervantes conociera La Mancha en el  transcurso de su actividad como recaudador de impuestos para el rey en  Castilla y Andalucía. Las lagunas de Ruidera y su comarca es uno de los  pocos lugares donde los parajes que dibujo Cervantes salen de la  ficción y se convierten en realidad, es aquí, entre las provincias de  Ciudad Real y Albacete donde las andanzas del Don Quijote y su fiel  escudero tiene su espacio, las tierras rojizas del Campo  de Montiel se citan de forma expresa, "Subió  sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y  conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba"  (capítulo II de la primera parte).

Son muchos los lugares que por cercanía son citados en la  novela, y bien podría ser Argamasilla de Alba o Villanueva de los  Infantes,  las villas candidatas a ser ese famoso "lugar de La Mancha", donde todo  comienza, y bien pudiera estar en Infantes la casa de Don Diego de  Miranda, la “Casa del Caballero del Verde Gabán”, descrita  en el capítulo XVIII. Cercano a Ossa de Montiel nos encontramos con el Castillo  de Rochafrida,  pequeña fortaleza de origen árabe, situado en el valle del Alarconcillo  y que paso a manos de la orden de Santiago, donde Cervantes sitúa a la princesa Rosaflorida.  En nuestro paso por este valle encontraremos la ermita de San Pedro,  que también refleja Cervantes y cerca de ella la que dicen Venta del celemín."Junto con la ermita tiene una pequeña  casa. con todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes" (capítulo  XXIV). Y a apenas dos leguas de la venta la famosa cueva de montesinos”.

La Cueva de Montesinos Uno  de los episodios más extravagantes y enigmáticos del  quijote es cuando  penetra en la conocida como “Cueva de Montesinos” no sin antes invocar  siempre a su amada Dulcinea del Toboso a la que pide  su amparo, “... porque ella es su señora y por ella se fortalecen las  virtudes del caballero...”.  Iluminado con una antorcha y espada en mano se adentra en la cueva,  atado a una soga con cien brazas de longitud. Haciendo espeleológica  descubre, aunque en sueños, un mundo maravilloso de alabastro donde  contempla las maravillas  que la cueva encierra y de las que tanto  hablan en esos contornos. 

Para el aventurero, o visitante que se acerque a la Cueva  Montesinos, ha de saber que la cueva se encuentra situada en la carretera  de Ruidera a Ossa de Montiel y debidamente señalizada, aquí encontraremos un pequeño aparcamiento, y  tras 200 metros de sendero la cueva sale a nuestro paso como si fuera  un gran socavón excavado en la tierra.
Para la visita a la cueva, hoy no es necesaria una cuerda, existiendo escalones que facilitan el  descenso, aunque si se recomienda calzado apropiado y descender con  precaución. También es necesario una linterna, para adentrarse en esta,  hacia las entrañas de Montesinos.  Se recomienda asimismo realizar esta  visita al igual que el propio don quijote acompañados por un guía,  con el cual imitando al propio caballero descubriremos, una espaciosa  sala, y las muchas maravillas que esta cueva encierra, siendo además  lugar de muchos murciélagos, que Cervantes llamaba “pájaros del  infierno”. 

Continuando con él capitulo, es al poco  de descender al fondo de la cueva, a don quijote le asalta un profundo  sueño, despertando ante un verde y florido prado, y frente a un  castillo de cristal. Es aquí donde el caballero Montesinos, cumpliendo una promesa, arrancó el corazón a Durandarte muerto, para entregárselo a su amada Belerma.  Montesinos lleva a don Quijote ante Durandarte, héroe de Roncesvalles.  Y allí contempla una procesión de lindas doncellas y la señora Belerma  con el corazón de su amado entre sus manos. Muchas son las extrañas  situaciones que allí le ocurren a Don quijote, y que merece la penar  descubrir en este capitulo, al regresar el caballero es izado por  Sancho y el estudiante. Trae los ojos cerrados, pues con dolor,  comprueba que el mundo de la caballería es tan sólo una fábula, (en  breve alusión a la caverna de Platón donde se observan siluetas y  signos por develar). El metafórico texto de la cueva de Montesinos  lleva a su máxima expresión la estética de Cervantes. La parodia, lo  mágico, el desdoblamiento, la transfiguración, fusión de los  contrarios, un rompecabezas en el cual Cervantes usa todas sus artes  literarias. Así describe Cervantes en boca de D. Quijote su fantástica  historia, de cómo encuentra al guía que le llevara hasta la misma boca  de la cueva, y de lo que en ella les aconteció, y que trascribimos  literalmente del libro. 

".... se  quería ir a cumplir con su oficio, buscando las aventuras, de quien  tenía noticia que aquella tierra abundaba, donde esperaba entretener el  tiempo hasta que llegase el día de las justas de Zaragoza, que era el  de su derecha derrota; y que primero había de entrar en la cueva de  Montesinos, de quien tantas y tan admirables cosas en aquellos  contornos se contaban, sabiendo e inquiriendo asimismo el nacimiento y  verdaderos manantiales de las siete lagunas llamadas comúnmente de  Ruidera."  Quijote de Cervantes, Capítulo XVIII, parte II
"Finalmente, tres días estuvieron con los novios, donde fueron  regalados y servidos como cuerpos de rey. Pidió don Quijote al diestro  licenciado le diese una guía que le encaminase a la cueva de  Montesinos, porque tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos  vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por  todos aquellos contornos. El licenciado le dijo que le daría a un primo  suyo, famoso estudiante y muy aficionado a leer libros de caballerías,  el cual con mucha voluntad le pondría a la boca de la misma cueva, y le  enseñaría las lagunas de Ruidera, famosas asimismo en toda la Mancha, y  aun en toda España."  Quijote de Cervantes, Capítulo XXII, parte II
"Dios os perdone, amigos; que me habéis quitado de la más sabrosa y  agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado. En efecto,  ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como  sombra y seño, o se marchitan como la flor del campo. ¡Oh, desdichado  Montesinos! ¡Oh, mal ferido Durandarte! ¡Oh sin ventura Belerma! ¡Oh  lloroso Guadiana, y vosotras sin dicha hijas de Ruidera, que mostráis  en vuestras aguas las que lloraron vuestros hermosos ojos!"  Quijote  de Cervantes, Capítulo XXII, parte II
"y con Guadiana vuestro escudero, y con la dueña Ruidera, y sus siete  hijas y dos sobrinas y con muchos de vuestros conocidos y amigos nos  tiene aquí encantados el sabio Merlín a muchos años; y aunque pasan de  quinientos no se ha muerto ninguno de nosotros, solamente falta Ruidera  y sus hijas, y sobrinas, las cuales lloran, por compasión que debió  tener Merlin de ellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora  en el mundo de los vivos y en la provincia de La Mancha las llaman Las  lagunas de Ruidera. Las siete son de los Reyes de España, y las dos  sobrinas de la orden de los caballeros &. Guadina vuestro escudero,  plañendo asimismo sus desgracias, fue convertido en un río. Llamado del  mismo nombre, él cual cuando llego a la superficie de la tierra y vio  el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os  dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero como no es  posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando  sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean: vanle  administrando de agua las referidas lagunas..."  Quijote  de Cervantes, Capítulo XXIII, parte II
"Yo, señor don Quijote de la Mancha, doy por bien empleadísima la  jornada que con vuestra merced he hecho, porque en ella he granjeado  cuatro cosas. La primera, haber conocido a vuestra merced, que lo tengo  a gran felicidad. La segunda, haber sabido lo que se encierra en esta  cueva de Montesinos, con las mutaciones de Guadiana y de las lagunas de  Ruidera..."   Quijote de Cervantes, Capítulo XXIV, parte II

No deja de ser curiosa una ultima cita, en el Quijote, esta vez en  el capitulo LXI, donde encontrándose don Quijote y Sancho lejos de  tierras manchegas, y con el mar de Barcelona, no puede por menos que  sorprenderse y compararlo con aquello que conoce, las lagunas de  Ruidera.
"Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el  mar, hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo,  harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían  visto..."   Quijote de Cervantes, Capítulo  LXI, parte II

Nota: Se consultó Cervantes y el Quijote de  Justo de Lara, Apreciación literaria de Camila Henríquez Ureña,  Estudios literarios de Baltasar Isaza Calderón, Apuntes autodidácticos  de Ana Victoria Mondada, El Quijote como juego de Gonzalo Torrentes  Ballester, El Quijote de Alfaguara, Ilusión y realidad en la cueva de  Montesinos de María Gracia Núñez. Y las aventuras de Alonso Quijano y  Richard Brooks en La bitácora de la fantasía.
Grabado de Dore
Grabado de Dore
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